martes, 30 de septiembre de 2008

casi aterrizo con los piños...

Y esta vez no ha sido por torpeza mía. No sería de extrañar. Pero no, ha sido porque un pirado de la vida me persiguió con su "megusto" para demostrarme que la calle era suya y para darme una lección de vida: no todo el mundo respeta la vida humana.
Me incorporé a la circulación con la calma infinita de quien ha acabado su jornada laboral y, por primera tarde en mucho tiempo, no tiene más trabajo y se dispone a preparar un bizcocho de chocolate. Miré, leñe, miré, antes de que pienses mal. Y no venía nadie, quizás asomaba el principio de un coche blanco al fondo del todo, donde comenzaba la calle; si hubiera circulado a 50, no nos hubiéramos ni cruzado. Nada más pisar el asfalto oí el acelerón de ese motor super-válvico e instintivamente me aparté hacia la acera. Menos mal. Me pasó rugiendo un BMW blanco matrícula 9634-BNG a escasos 20 centímetros. Tan cerca que me empujó el aire que arrastraba enzarzado en sus ruedas furiosas. Pité. Antes pensé que no me había visto que pensar que había hecho una inconsciencia así aldreden. Me equivoqué. Tanto, que después de pasarme de largo pisando la línea continua, debió saltarse algún semáforo en rojo porque cien metros después, en el semáforo, cruzando una gran avenida, noto un bólido blanco que se me lanza encima. Con todas mis vísceras en el garganchón me aparto de su empujón, con el único sonido del rugir de su tremendo motor de "megusto" insatisfecho atronando mis pensamientos. Logro evitar el choque lateral con el homicida en potencia y a duras penas la farola que me espera con los brazos en jarras en la esquina contra la que he salido disparada. Tengo que hacer esfuerzos titánicos para evitar a la señora que me mira con pavor aferrada a su carrito de la compra en la acera y finalmente pasar las dos ruedas por el rebaje sin más golpe que el de la garrafa de 6 litros de agua que sale despedida por el movimiento. El muy enfermo se las ha apañado para perseguirme y volver a por mi. El gilipollas sobre ruedas, secuela patética de la obra maestra de Spielberg. Me arranco el casco y me giró con violencia buscando la matrícula del desgraciado. Mi cerebro, borracho de adrenalina, consigue ver lo que mis ojos intuyen y fotografío la placa del loco que se salta un semáforo en rojo ante mi mirada incrédula. 092. Policía local, dígame.
Me informan de que lo mejor es que acuda a la comisaría de la Nacional para denunciar penalmente la conducción temeraria del sujeto y me aseguran que mandan de inmediato una patrulla para interceptarle. Me pongo en marcha con tembleques y en el giro del semáforo que le ví saltarse en rojo, observo que el tipo hizo un giro prohibido de 180º y está parado en la acera de enfrente. El coche está en doble fila vacío. Espero al verde y paro el motor de la moto. No quiero ni cometer infracciones ni llamar la atención del tipejo éste. Sólo quiero comprobar la matrícula. Me acerco por detrás y de repente oigo una voz de toro increpándome. "Niñata, qué quieres ahora, ¿no has tenido suficiente?". Mierda. Lo tengo delante, tapándome la huída hacia mi moto, que me espera en la acera con las llaves puestas y la compra colgando. Estoy atrapada.
El individuo hace caso omiso de mis peticiones de respeto y se dedica a amenazarme sin sentido. Le informo de que le he denunciado a la policía y se ríe de mí, preguntándome dónde están "esos polis", dejando bien claro que estoy sola a su merced. Me asegura que lo que ha hecho conmigo lo hace a diario con otros tantos motoristas, alardea de que gracias a estas maniobras, ha visto muchos "cuerpos cubiertos con la manta", me grita y me insulta mientras se me ríe en la cara... hasta que las amenazas se elevan y, mientras fotografía con la cámara de su móvil la matrícula de mi moto, me asegura que me va a buscar con su camión y me va a "pasar por encima". Llegados a este punto yo he logrado girarle de modo que encuentro un hueco para huir hacia mi moto y salir pitando de la encerrona del cafre éste.
Temblado hasta las cejas me dirijo a la comisaría de la policía nacional, lanzando continuas miradas hacia atrás, por ver si el loco del "megusto" ha decidido seguirme y terminar lo comenzado. Una vez allí se pone en contacto conmigo la policía local quien me informa de que ya ha localizado al sujeto y me anima a que ponga dos denuncias, una por conducción temeraria y otra por amenazas, por la vía penal.
La nacional me pasa a una sala y me pide que les explique los hechos. Mientras esperamos a que llegue la patrulla de la local que le ha tomado los datos y declaración sobre lo sucedido, yo me siento y voy dando forma a mis pensamientos...
Es obvio que no es la primera vez que este individuo maltrata a una mujer. Es más, como en ningún momento me quité el casco porque temí que me pegara, desde el principio, él pensó todo el rato que hablaba con una chica de escasos veinte años, lo cual no le resultó obstáculo para amenazarme de muerte. Parecía disfrutar con su pavonerías y bravuconerías mientras me cerraba el camino y pegaba su metro ochenta a mi cara. Se le veía encantado de hacerse el chulo delante de una niña de 20 años asustada. Este tío debe tener alguna otra denuncia con toda seguridad. Eso en principio, correría a mi favor, pero lo cierto es que en todo caso se trata de mi palabra contra la suya. Tanto en la denuncia administrativa por conducción temeraria como en la penal por amenazas. Es más que probable que la denuncia no llegue a buen puerto por falta de pruebas. Y lo que es peor es que en el proceso judicial este tipejo peligroso obtendrá mis datos, mi dirección... peligroso porque, como se ha demostrado en este país de enfermos mentales, la violencia en el trato con otros seres humanos no está todo lo penada que debiera y muchas veces no se toma en serio la actitud enfermiza de algunos personajes hasta que otro ser humano pierde la vida. No tengo interés en ser una cifra de la estadística. Prefiero ser una persona viva.
Sé que peco de cobarde. Pero también de precavida. Sólo presenté la denuncia administrativa por conducción temeraria, tras asegurarme de que -de ninguna manera y jamás de los jamases- este personaje pudiera averiguar ningún dato sobre mí durante el trámite de ésta. La denuncia por la vía penal por las amenazas proferidas contra mi persona me espera en la mesa de la comisaría del Rabal. No me atreví a cursarla.
Por la noche salí a por nueces y andaba como un fugitivo, lanzando miradas por encima de los coches en busca del puto "megusto" blanco. No llegué a la tienda. Me volví antes. Tengo miedo. Y me jode, pero tengo miedo. Instinto de supervivencia, será.
Los malditos "megusto". Siempre me habían caído gordos, pero con el tiempo, les cojo más manía. Ese repugnante personaje que se compra un coche potente como si eso fuera a aumentar el tamaño de sus genitales, porque el de su cerebro es imposible, en tanto en cuanto el vacío no crece. Ese ser infrahumano que necesita demostrar al débil cuánto más fuerte es él en comparación. Ese pichafloja que necesita aparentar la potencia de la que carece. Ese típico machote que se compra un BMW porque "me gusta conducir". No, hijo, no, a tí lo que te gustaría es gustarte a ti mismo. Pero ni eso. Por eso vas con un "megusto" por la vida, a ver si consigues que los demás se crean todas las mentiras que ni tú te crees de ti mismo.
No te equivoques, no me das miedo tú. Me da miedo lo imbécil e inconsciente que eres, y la incapacidad física y orgánica que sufres para ver las consecuencias de tus actos. Me da miedo que el mundo no está preparado para protegerte de ti mismo y protegernos a los demás. Pero tú, tú me las traes floja, chaval.

PS. Suena El Loco, de Alice, el mejor grupo de rock salido de las entrañas de esta ciudad enferma.

martes, 23 de septiembre de 2008

aterriZaje forZoso

He caído con poca delicadeza. Como acostumbro. Yo no aterrizo, yo patapumbo.
Suena High and Dry, de Radiohead.
Vuelvo de mi periplo emocio-pirenaico con el cerebro licuado en mocos infinitos, el pecho tan cargado que voy silbando barruntos y gorgojos, y muy pocas ganas de retomar mi rutina.
Encima fuera llueve. Por si fuera poco.
Me sueno los mocos que arrastran pensamientos ínfimos, como si quisiera vaciar mi mente de lo que no quiere ni empezar a pensar, porque ella sabe que no nos interesa, ni a ti ni a mi.
Comienzo caminos que abandono por el primer atajo que encuentro. Me dejo llevar por la corriente del tempus fugit y carpo mis diem sin mala conciencia. Al que no piensa esto no le afecta.
Este cielo blanco me atosiga y fulmina mi tímida sonrisa cada vez que intento despejarlo con mi mirada de rayos Z.
Zozobro por mi casa sin remedio y me niego la posibilidad de ponerme a pensar y ordenar todas las cosas que debo.
Zascandileo por las carpetas de mi ordenador sin remedio porque mi cerebro mononeuronal está trabajando a máximo rendimiento en la retaguardia y no puede calcular guías ni cajas de texto al ritmo necesario.
Zarandeo mis sentimientos para que suelten todo lo que llevan en los bolsillos y se vayan de mí sin tomar nada a cambio.
Zigzageo entre recuerdos, miedos y esperanzas, aunque no quiero.
Zurzo mi presente para diseñar un futuro que me siente bien en las caderas y que me guste a mí y sólo a mí, que soy quien hay al otro lado del espejo.
Zanjo de un plumazo pensamientos y ensueños absurdos porque no quiero tener tiempo ni para ellos ni para sus ruidosos amigos.
Zumbando de un lado a otro porque quiero exprimir mis momentos con sencillez y sin dejar resquicios a la melancolía. No todavía.
Zzzzz... querría dormir mi día y retomar en la noche los recuerdos de las caricias, la ternura de la amiga que fabrica en un minuto la rutina de seis años perdida, la deshinibición de saberme entendida y la de disfrutar de provocar sus retinas podridas.
La contradicción nuestra de cada día.
Es Zurdo.

viernes, 12 de septiembre de 2008

a vueltas con los recuerdos

Hoy he llegado al curro, me he metido en mi correo personal (no pienses mal, a ver si tenía noticias del libro de casa, que tengo que informar a mi jefe... qué te habías creído) y me he encontrado una sopresa inesperada. Una antiquísima (joer, es que empiezo a ser viejuna ya) amiga del cole me había mandado un mensaje desde una página donde había colgado fotos del nuestro cole (fíjate si soy agüela que las fotos eran en blanco y negro...). Hace la de dios que no sabía de ella. Lo mismo más de 10 años. Igual me he pasado, pero por ahí, por ahí. Es de estas personas que por mucho tiempo que pase, deja un recuerdo imborrable que sabes que además es mutuo. Madre mía, si es que se cambió de colegio en cuarto o en quinto, que tendríamos 9 años... y las tres, Cristina Guardia Añaños, Begoña Pérez Gete e Irene, sabían que serían amigas para siempre. Que luego la vida hace contigo lo que quiere, pero bueno, para eso está el libre albedrío.
Un sábado por la mañana que andaba dando vueltas con Pedrito (el corsita que fue mi primera cocha) medio rayada, acabé aparcando en casa de la madre de Begoña y me planté en su casa. Así, a la brava. Hacía como... puff, imposible hacer la cuenta de años que hacía que no la veía. Y la saqué de la cama, pobre. Cuando se acabó de despertar debió dudar si había sido un sueño. Pero me apetecía y lo hice. Con Cristina compartí el resto del cole y aunque nuestras diferentes evoluciones nos separaron, después del instituto volvimos a reencontrarnos porque la escuela de turismo donde estudió estaba a media manzana de casa de mis padres. Nos estuvimos como dos o tres años carteando en Zaragoza. Descubrimos el sistema de reutilizar 20 veces el mismo sello. Nos fabricábamos los sobres con hojas de revistas. Fue realmente divertido. Pero una vez acabó la carrera y yo me fui de mi humilde capital de provincia, la cosa se enfrió. Hace como... ni idea de cuántos años, recibí una carta suya desde Canarias que nunca respondí, y maldita sea no sé porqué no lo hice. Ahora vuelve todo esto a mi recuerdo. Me gusta la sensación.
En la página de Begoña salen fotos del cole y de los profes.
Ha sido una extraña sensación. Volver a ver ese patio, perdón, recreo. Dios, tengo tantos recuerdos ahí. Buenos, malos, regulares, de varios colores.
Esto de reencontrarte con la infancia supone una terrible tentación, la de preguntarte si te veías entonces tal y como eres ahora. Yo, la verdad, no me veía en Zarapocha, me imaginaba en algún lugar un poco más cosmopolita. O así. Pero está bien. El mundo es ancho y si mi espalda me lo permite, la vida es larga. Ya habrá tiempo. Todo tiene su momento. Ahora tocaba éste y prefiero centrarme un poco, que no me vendrá mal. Este domingo acaba la Expo. La idea era irme en cuanto acabara pero he ido tanteando la cosa y está complicado. Dudo que de aquí al lunes pueda fijar mi residencia en otro lugar. Sin embargo, en contra de lo que me dijo tanta gente cuando regresé, no tengo el miedo de que Zarapocha me ate contra mi voluntad porque si una cosa he aprendido de mí es que, como se meta algo en la cabeza, arramblo con lo que sea, pero me tengo que salir con la mía. Será a la larga, pero será porque así lo deseo.
Por ahora me voy a por el tercer capítulo de la serie "de festivales de verano". Esta vez parece que no va a llover. Espero. Pero vamos, un sol de justicia, tampoco va a hacer. Curiosamente me voy con la misma persona con la que estuve en los dos anteriores, aunque en el primero todavía no nos habíamos cruzado; vamos a romper la maldición que nos persigue a ambos.
Tengo muchas ganas de pirinear. Mucha necesidad.
Me pongo nostálgica, voy a cambiar de tercio.
He colgado la canción de la maqueta con Halifa por si alguien es tan masoquista como para querer descargársela. En una de estas cuelgo el vídeo del concierto en youtube, pero va a ser que después de fiestas de Ansó...
Talibé_Halifa feat. irenedxs & Battosai
Si sólo quieres oírla, dale al play, arriba a la derecha. He quitado el inicio automático por vergüenza torera, pero en el siguiente post lo vuelvo a poner, debéis estar echando de menos la bienvenida musical.
Suena tanto silencio al abrir que me turba.
Quedan 2 horas para mi libertad.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

las mil maneras de contarte lo que pienso

Siempre me ha gustado la música. Siempre quise aprender a sacar de mí las melodías que suenan acompañando mis pasos, mis palabras, como los trazos de las escenas de mi vida que se desdibujan ante mis ojos sin que pueda definirlas... ay, perdón, que me he puesto a cantar...
Cuando tuve la oportunidad tuvo que venir alguien a joderla, a contaminarla con sus deseos y sus frustraciones a mí remitidas, repetidas, aprendidas, aguanto sometida... uy, otra vez.
Siempre me ha gustado la poesía que con su ritmo acelera la cadencia de mi sonrisa y despierta el movimiento de toda mi energía alrededor de tu mundo, tan profundo que oscurece los colores de las mil chispas que iluminan mi mirada, hacia arriba, hacia la lluvía fina que me impregna del olor de la fruta de esta temporada fría... vaya, no puedo parar...
Algo me hace rimar el ritmo de mi prosa de una manera encendida, casi poseída, aún cuando no era mía y sólo el trasegar de la ignorancia de mil tardes perdidas me hacía pasear por el borde de la vía, los brazos extendidos hacia ninguna salida, pensando en mi partida... no sé ni lo que digo!
Ahora entiendo que esta pesadilla tuvo en la rima su válvula de escape, que el ejército de deseos se arme, que ataque, aunque sea sólo un instante... y demuestre que a pesar de tí sigo tan viva
y tan eterna como una lágrima, es la música, cuchilla quirúrgica, que se adentra hasta el fondo de mi ánima, tan atípica, tan hipnótica, esta es mi rúbrica, la rima esdrújula, soy como pólvora, en esto soy única, mi lengua es bífida, mi canto armónico, va como un bólido, ya no sincrónizo, esto no es lógico, y ahora escúchate, me has cantado en tu mente aún sin saber, en esto consiste, esto no va parar, es la ciencia de las clases bajas que te hará rabiar, tómala o déjala, es fantástica, sigue la brújula, no seas púdica, lee mi mímica, hazte autocrítica, pasa de místicas, la vida es cínica, un poco cáustica, algo sarcástica, siente la química...
Cállate ya, joder, Irene, por favor un rato! Burp! (Lo siento, tragué aire)
Chico, no sé qué pasa que últimamente voy rimando con encanto las palabras que voy pensando, creo que esto vuelve a ser un canto, qué encanto... BASTA!
El viernes te lo cuento.
Estoy en pleno proceso creativo.
Siempre me entra cuando tengo cosas mucho más importantes que hacer. Cuando estaba de exámenes me invadía la inspiración literaria que era cosa mala. Ahora que tengo un montón de curro en casa voy componiendo hasta los gluglugueos de la ducha, escucha, esto es como una lucha... JOOOO, ya estoy otra vez.
Bueno. Eso. No voy a hacer frases largas que las rimo. (menudo timo)
Vale. Paro.
No sé a qué venía todo esto.
Se me ha ido.
Ah, sí, que me he colgado en myspace...

PS.- Esto lo escribí el viernes pero no me iba bien internés y no lo pude colgar. El resto de la semana lo he pasado de baja, pata arriba, currando como una loca en casa... y pasé de meterme en la red, que me engancho. Hoy, de vuelta a la ofi enchufada otra vez... puff! sé que está mal, pero si este maldito cacharro antediluviano que tengo no se pegara tanto rato con el bolo de colores dando vueltas, no me aburriría tanto!